El proyecto debió haber sonado a ciencia ficción en su época. A través de una red nacional de teletipos, el gobierno de Salvador Allende (1970–1973) quiso crear un sistema de planificación y gestión económica cibernética en Chile. El objetivo era coordinar en tiempo real la producción de las empresas estatales, de forma eficiente y según las necesidades del país. La iniciativa se llamó Cybersyn y fue interrumpida abruptamente tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
Más que una excepción, Cybersyn es un episodio emblemático de una historia más amplia: la de una cibernética latinoamericana que florece, se interrumpe, muta y resurge en otro espacio. En las últimas décadas, el profesor e investigador David Maulén de los Reyes ha rastreado esa historia de avances truncos, reinicios inesperados y conexiones subterráneas. Su trabajo congrega proyectos de innovación tecnológica que siguieron trayectorias no lineales, a menudo rizomáticas, interrumpidas por inestabilidad política, cambios en la doctrina económica o simple corrupción. Parte de esa investigación ha sido publicada en el capítulo “Why Did Cybernetics Disappear from Latin America? An Incomplete Timeline”, incluido en la antología Cybernetics for the 21st Century, editada por el filósofo Yuk Hui.
La entrevista que sigue no fue menos discontinua: una conversación fragmentada entre videollamadas inestables, correos electrónicos cruzados y mensajes de WhatsApp, en la que Maulén —profesor en la Escuela de Diseño de la Universidad de Chile, la Escuela de Diseño de la Universidad Diego Portales (UDP) y la Escuela de Arquitectura de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM)— expone para Cultura y Bits su visión sobre el pasado y futuro de la cibernética latinoamericana.
Luis García (LG): Coméntenos, por favor, sobre sus intereses de investigación.
David Maulén (DM): Llevo unos veinte años investigando la historia de la tecnología en Sudamérica, especialmente en Chile. Al comenzar, encontré un campo poco explorado, y prevalecía la idea de que ciertos procesos no habían ocurrido en mi país. Descubrí que muchos aspectos de la historia tecnológica chilena no estaban bien documentados, y eso me llevó a reconstruirlos. No se trata de un fetichismo nostálgico; he encontrado personas —incluso hace cien años— que ofrecieron respuestas a problemas que siguen siendo relevantes en nuestras realidades.
Este trabajo se ha nutrido del diálogo con otros proyectos afines, con el objetivo de fortalecer propósitos comunes. En ese contexto, he colaborado con diversas instituciones en Chile, América Latina, Alemania, Estados Unidos y China. Desde hace varios años, he advertido cierta ineficacia en la publicación académica tradicional. La producción académica suele quedar confinada a unos pocos lectores, lo que exige creatividad para lograr que la investigación no se acumule sin uso, sino que sirva para algo, ya sea para analizar el pasado o para enfrentar los desafíos del presente.
Las disciplinas proyectuales como la arquitectura y el diseño me enseñaron el valor de la interacción efectiva entre distintos campos del conocimiento, así como la potencia de la visualización de datos, herramientas que intento incorporar de manera activa en mis investigaciones. Es importante mencionar que he enfrentado muchas dificultades, porque en Chile hay una gran resistencia a la memoria. Aquí hay una batalla vibrante: te dicen “no estudies eso, eso en Chile no pasó”.
LG: Es interesante que mencione la resistencia a la memoria en su país teniendo en cuenta que su objetivo es la historia de la tecnología y no la historia política o la memoria histórica. ¿Ambos campos están muy relacionados en Chile?
DM: Por supuesto. Tras el golpe militar de 1973, Pinochet reforzó un discurso que inculcó el miedo a la palabra política, algo que persiste hasta hoy. Sin embargo, en su raíz, la política está relacionada con la organización de la ciudad (polis) y el ejercicio efectivo de la ciudadanía (igualdad de derechos y obligaciones), un concepto que en Chile es casi imposible de entender después del golpe. Ahora bien, vale precisar que esta resistencia a la memoria y la idea de fundarlo todo desde cero quizás se profundizaron con Pinochet, pero no comenzaron con él.
En la historia tecnológica de mi país, por ejemplo, en 1928 se impulsó una reforma educativa radical que buscaba reemplazar la enseñanza superior del arte por una enseñanza del diseño, inspirada en las vanguardias europeas y en la cultura popular americana, de todo el continente. La reforma fue tan radical que la eliminaron en 1929. Casi un siglo después, todavía no podemos hablar de ella en la facultad donde nació. Y no se proponía crear un soviet ni quemar iglesias, sino simplemente reformular los ejercicios técnicos en la escuela. Se trataba de integrar nuevas tecnologías y avances de las ciencias sociales y naturales en la enseñanza del arte.
Este patrón se repite. Casos como la interpretación de la Bauhaus –la escuela de diseño más influyente del siglo XX– en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile entre 1946 y 1963, son estudiados con interés en países como Argentina y México, pero en Chile se evitan. Comprender este fenómeno me ayudó a dar sentido a episodios asombrosos de la historia tecnológica chilena. Al compararnos con Brasil, Argentina y otros países de la región, me preguntaba por qué aquí era tan difícil abordar estos temas. Esas comparaciones me llevaron a la cibernética y al contexto latinoamericano.
LG: La antología “Cybernetics for the 21th Century” reúne aportes valiosos desde diferentes territorios: Reino Unido, China, Polonia. ¿Cómo se inscribe su capítulo latinoamericano en este panorama?
DM: En el libro, las otras contribuciones se centran en países específicos, mientras que mi capítulo abarca una región extensa, desde México hasta la Patagonia. Esto es algo común en el ámbito académico: para participar en estos diálogos, uno debe especializarse en América Latina, mientras que en países como Estados Unidos o Alemania hay numerosos especialistas enfocados en una sola nación. Existe una disparidad de la que también nosotros somos responsables. Siempre esperamos que otros nos den las condiciones en vez de crear nuestras propias circunstancias para estudiar caso por caso de lo que sucedió aquí.
LG: Es como cuando en ciertos contextos se habla del África de forma genérica, como si fuera un país y no un continente con más de 50 naciones y realidades.
DM: Claro, es el mismo fenómeno. Y, como en la democracia, uno sufre, pero también es responsable de lo que sucede. Si algo no te gusta, debes hacer tu parte para cambiarlo. Algo similar me pasó al editar una revista sobre inteligencia artificial y sociedad en América Latina. Fue entonces cuando formulé una pregunta provocadora: “¿Por qué la cibernética desapareció de América Latina?”. No es una afirmación, sino un cuestionamiento. El diagnóstico más básico dice que la cibernética terminó, pero así no se abre espacio para investigarlo realmente.
Con mi colega José-Carlos Mariátegui hemos trabajado en exposiciones sobre el computador MONIAC en Guatemala en los años 50 o las investigaciones en cibernética de primer orden de [Arturo] Rosenblueth en México. Esta historia también existe en Chile con el proyecto Cybersyn y en otros países como Uruguay, Argentina y Cuba. De hecho, Cuba desarrolló en los añps setenta y ochenta una industria de computadores que desconocía y me dejó impresionado. Afortunadamente, investigadores en Chile, Argentina, Bolivia y Colombia han demostrado que la historia de la cibernética no terminó en la región, sino que continuó. Es una historia compartida y una línea de tiempo aún incompleta.
LG: Hay quienes podrían confundir la historia de la cibernética con la historia de la computación, ¿podría aclararnos en qué se distinguen ambos campos?
DM: Claro. La historia de la computación es solo la historia de una de las herramientas tecnológicas más recientes utilizadas por la cibernética. Por lo general, esta historia de la computación es pobre porque suele limitarse a documentar el uso de tecnologías compradas en otros contextos, como el llamado Norte Global. En cambio, el término cibernética se refiere a los modelos interdisciplinarios surgidos en los años cuarenta entre México, Estados Unidos y Francia. Cibernética significa control, administración, gobierno, organización y mediación. Para poder aplicarla, es necesario recurrir a disciplinas que van desde la neurología hasta la ingeniería civil, pasando por la teoría de la comunicación, la teoría general de sistemas y el modelamiento matemático.
LG: Usted describe en su investigación algunos factores que frenaron el desarrollo de la cibernética en Latinoamérica. Menciona, por ejemplo, los golpes militares, la adopción de políticas neoliberales y la corrupción. ¿Qué nos puede decir sobre eso?
DM: Voy a resumir estas causas, pero, como mencioné antes, la cibernética no desapareció en la región, sino que muchos casos de estudio fueron interrumpidos y luego surgieron otros. Para entender esta historia en América Latina, es clave considerar las condiciones del siglo XIX, que luego se extendieron al siglo XX, en la relación entre países productores de tecnología y exportadores de materias primas. Inglaterra impuso estas condiciones de manera directa o indirecta en Chile, Argentina y Paraguay en el siglo XIX. En el siglo siguiente, Estados Unidos replicó esta dinámica. Esto no es un secreto, pero a la vez es un tema difícil de discutir.
Por ejemplo, la IBM llegó a Chile en 1929, y cuando mi país intentó crear una empresa nacional de computación en los años sesenta, la atacaron con todo. Es un esquema clásico: si te compran materias primas baratas, debes aceptar como condición adquirir la tecnología del país dominante. Este modelo fue evidente con Reino Unido y Estados Unidos, y lo curioso es cómo sigue repitiéndose hoy. Es la lucha por la hegemonía global.
Otro problema es la corrupción. El ingeniero mexicano [Luis] Vergara Anderson documentó los proyectos cibernéticos frustrados de Russel Ackoff y Stafford Beer en México (1976 y 1983) debido a la corrupción y la burocracia. Ackoff, por cierto, fue director de tesis de Francisco Sagasti, expresidente peruano, quien tampoco pudo aplicar muchas de sus ideas. En Colombia, Ángela Espinoza, discípula de Stafford Beer, desarrolló en los noventa un proyecto que buscaba, entre otras cosas, combatir la corrupción.
A esto se suman los golpes de estado, que dispersaron proyectos y especialistas por distintos países [debido a las persecuciones]. Un proyecto que nacía en un lugar migraba a otro. Lo que Stafford Beer no pudo hacer en Chile o México, sí lo logró en Uruguay, quizás no de forma tan radical, pero lo hizo. El URUCIB (Uruguay Cibernético) tuvo un éxito extraordinario en los años ochenta, hasta el punto de ser vendido a los gobiernos de Violeta Chamorro en Nicaragua y [Antonio] Cafiero en la provincia de Buenos Aires en los noventa. De hecho, URUCIB iba a ser el núcleo de transmisión de información para el Mercosur antes de la llegada de la World Wide Web, pero el presidente [Luis Alberto] Lacalle dejó de financiarlo y quedó en la historia.
Hoy, Uruguay es una potencia tecnológica en Sudamérica, y ese proceso tiene raíces que se remontan a las décadas pasadas. En los años ochenta, Víctor Ganón impulsó la consolidación de El URUCIB (Uruguay Cibernético), un hito en la historia de la cibernética regional. Sin embargo, desde otra perspectiva, este camino comenzó incluso antes, en los años sesenta, cuando Manuel Sadosky —tras el golpe militar de 1966 en Argentina— comenzó a colaborar con la universidad uruguaya para formar técnicos en computación.
LG: ¿Qué proyectos cibernéticos, a su juicio, fueron los más destacados y quedaron truncos?
DM: Entre los proyectos emblemáticos que fueron truncados, el primero que mencionaría es el del Banco Central de Guatemala con el computador MONIAC, diseñado para un modelo keynesiano de economía. Este proyecto quedó interrumpido con el golpe de Estado de 1954, organizado por la CIA [Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos]. El Banco Mundial había advertido al expresidente [Jacobo] Árbenz que no nacionalizara las industrias ni implementara una reforma agraria, pero él hizo precisamente eso. El golpe estuvo relacionado con los intereses de la United Fruit Company, no porque Guatemala representara un mercado enorme, sino porque servía de mal ejemplo para otros países de la región. En ese contexto, el proyecto del computador MONIAC, creado por el economista William Phillips como un modelo predictivo de la economía, quedó truncado. Según Andrés Burbano, este computador y su utilización fue un antecedente de Cybersyn y su Modelo de la Economía Chilena (Checo, Chilean Economy).
Hacia 1966, en Argentina, hubo proyectos prometedores, como un centro de cómputo y un instituto de cálculo en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Sin embargo, el golpe de Estado de 1966 interrumpió esta iniciativa. En la Escuela de Ingeniería de la UBA, por cierto, se realizó en 1964 el primer ensayo de transmisión de información con el MIT, dentro del famoso Proyecto MAC, que luego sirvió de base para ARPANET.
Argentina intentó recuperarse gradualmente a través de proyectos tanto públicos como privados en ciencia, tecnología y computación. Uno de los más notables fue el Modelo Mundial Latinoamericano de la Fundación Bariloche, que proponía un modelo de desarrollo sustentable basado en cinco necesidades básicas del ser humano. Justo cuando empezaba a ganar reconocimiento internacional, el golpe de [Jorge Rafael] Videla el año 1976 desmanteló por completo la fundación y sus investigadores se vieron obligados a exiliarse.
El proyecto Cybersyn de Chile, como mencioné antes, fue interrumpido en 1973, aunque tuvo ramificaciones en Perú en 1974. Luego vino el gran éxito de URUCIB entre 1986 y 1990, con las influencias en Nicaragua y Buenos Aires en los años noventa.
LG: Por último, ¿cuál es la vigencia de la cibernética en un momento en el que, aparentemente, ha perdido protagonismo frente a nociones como inteligencia artificial, modelos de lenguaje y el aprendizaje automático?
DM: La inteligencia artificial surgió en Estados Unidos dentro de un grupo de investigadores que querían alejarse de la influencia de Norbert Wiener y, por ello, adoptaron el término artificial intelligence en lugar de cibernética. Sin embargo, ya en esa época, en Argentina, Mario Bunge, Manuel Sadosky y Hernán Ramírez Campoamor advertían sobre la extrema superficialidad e irresponsabilidad de utilizar términos como cerebros artificiales. A esta tendencia la llamaron tecnozoísmo. Desde la computación matemática, la neurología y la ingeniería eléctrica, demostraron que era un error gigantesco emplear esos conceptos de la manera en que hoy hablamos de IA.
Por un lado, creo que actualmente se hace un uso inadecuado del concepto de inteligencia artificial, como si hubiera surgido de la nada, cuando en realidad no es más que otra tecnología creada por los seres humanos. Al llamarla artificial, nos desligamos de la responsabilidad sobre sus efectos, casi como si estuviéramos ante una nueva forma de animismo del siglo XIX.
Por otro lado, la cibernética es un campo profundamente interdisciplinario. La cibernética de primera generación buscó romper con la fragmentación del conocimiento, integrando la comunicación, la psicología, la ingeniería, la neurología y la teoría matemática. Más tarde, la cibernética de segunda generación se enfocó en horizontalizar y descentralizar las relaciones dentro de los sistemas humanos. En ese sentido, la historia de la cibernética en América Latina es especialmente enriquecedora, ya que nos muestra estrategias y caminos que otros han explorado para mejorar las relaciones entre las personas y su entorno.
Luis García Bendezú
GLOSARIO
ARPANET
Fue la red de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada, financiada con impuestos estadounidenses y considerada la precursora de Internet. Funcionó desde finales de los años sesenta, con el objetivo inicial de conectar universidades con el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Influyó significativamente en la comunicación, la investigación y sentó las bases para el diseño de Internet. (Packard, 2023)
Bauhaus
Escuela de arte y diseño fundada en 1919 en Weimar (Alemania) por Walter Gropius, con el objetivo de unificar arte, diseño y arquitectura. Su enfoque integraba teoría, práctica artesanal y producción industrial. Innovó en tipografía, mobiliario, textiles y arquitectura moderna. Su influencia fue profunda, especialmente tras la migración de sus miembros a Estados Unidos y otros países debido a la Segunda Guerra Mundial. (Winton, 2007)
Cybersyn
El Proyecto Cybersyn fue una iniciativa del gobierno de Salvador Allende en Chile que buscaba aplicar la cibernética para gestionar una economía nacionalizada de forma descentralizada y en tiempo real. Diseñado con la colaboración del científico británico Stafford Beer, el proyecto incluía una red de comunicación entre fábricas y el gobierno, y una sala de análisis de datos. (Ruiz, 2023)
Fundación Bariloche
Es una institución científica con sede en el sur de Argentina. A comienzos de los años setenta, la fundación desarrolló el Modelo Mundial Latinoamericano (MML) como una alternativa cibernética centrada en la erradicación de la pobreza y la satisfacción de necesidades básicas. El modelo integraba aspectos sociales y económicos, y demostraba la viabilidad de un desarrollo equitativo y sostenible desde una perspectiva latinoamericana. (Herrera, 1977)
MONIAC
Computador analógico hidráulico desarrollado por el economista neozelandés William Phillips para representar el flujo de dinero en una economía. Utilizaba agua y recipientes para modelar visualmente la ecuación del ingreso nacional. Fue empleado principalmente por gobiernos y fuerzas armadas para analizar políticas económicas, entre ellos en Guatemala. De los 14 modelos construidos, varios se conservan como objetos históricos o herramientas educativas. Las siglas MONIAC corresponden a Monetary National Income Analogue Computer (Computador Analógico de la Renta Monetaria Nacional).(Phelan, 2016)
Proyecto MAC
Iniciativa desarrollada en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), que experimentó, durante la década de 1960, nuevas formas de utilizar las computadoras para la comunicación interactiva e instantánea. En 1964, con la colaboración de Horacio Reggini —entonces director del Grupo de Estudio de Aplicación de Computadoras de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires—, el proyecto MAC logró establecer la primera conexión entre una computadora en Argentina y otra ubicada fuera del país, específicamente en el MIT de Cambridge (Estados Unidos). El nombre MAC corresponde a Machine Aided Cognition (Cognición Asistida por Máquinas). (Gradín, 2016)
Tecnozoísmo
Postura filosófica mencionada y criticada en el ensayo Psicología y cibernética (1958), de Hernán Rodríguez Campoamor —prologado por Manuel Sadosky—, que refiere a la tendencia de atribuir conciencia, sensibilidad, emociones y pensamiento propio a las máquinas. (Biblioteca Bernardino Rivadavia, 1958; Maulén de los Reyes, 2024)
URUCIB
(Uruguay Cibernético). Proyecto implementado en la Presidencia de Uruguay a partir de 1985, con el objetivo de crear un sistema de control en tiempo real basado en principios cibernéticos, destinado a proveer información diaria para la toma de decisiones gubernamentales. URUCIB fue dirigido por el ingeniero Víctor Ganón, bajo la asesoría de Stafford Beer, quien había trabajado en Cybersyn. (Ganón, 2021)
Referencias:
- Biblioteca Bernardino Rivadavia. (1958). Biblioteca Rivadavia—Catálogo [Registro bibiográfico]. Biblioteca Bernardino Rivadavia. https://abr.uns.edu.ar/cgi-bin/opacmarc/wxis?IsisScript=opac/xis/opac.xis&task=BIB-RECORD&db=abr&curr=65&cid=
- Ganón, V. (2021). Stafford Beer y URUCIB. Cuadernos de Beauchef, 5(1), Article 1.
- Gradín, C. (2016). Puede fallar: Un pionero de Internet en Argentina y su paso por el viejo laboratorio del MIT. Luthor, 29, Article 29.
- Herrera, A. O. (1977). ¿Catástrofe o nueva sociedad?: Modelo mundial latinoamericano. Fundación Bariloche ; Bogotá : CIID,.
- Maulén de los Reyes, D. (2024). Why Did Cybernetics Disappear from Latin America? An Incomplete Timeline. En Y. Hui (Ed.), Cybernetics for the 21st Century (pp. 203-236). Hanart Press.
- Packard, N. (2023). INTERNET Prehistory: ARPANET Chronology. Cogent Social Sciences, 9(2), 2245237. https://doi.org/10.1080/23311886.2023.2245237
- Phelan, R. (2016). The Phillips Machine (MONIAC). Fields: Journal of Huddersfield Student Research, 2(1). https://doi.org/10.5920/fields.2016.2124
- Ruiz, B. (2023, septiembre 29). La audaz revolución tecnológica de Allende. Clarín. https://www.clarin.com/revista-n/audaz-revolucion-tecnologica-allende_0_KGhvzYbl94.html
- Winton, A. G. (2007, agosto 1). The Bauhaus, 1919–1933. The Metropolitan Museum of Art. https://www.metmuseum.org/es/essays/the-bauhaus-1919-1933